Así será la escuela del futuro...
“Las
nuevas tecnologías ofrecen una personalización que el antiguo sistema –todo el
mundo leyendo a la vez el mismo libro– no era capaz de ofrecer”. Fue el
escritor futurista Alvin
Toffler el que pronunció
dicha aseveración la pasada década, en una entrevista para la revista Edutopia. Toffler iba aún más
allá y aseguraba que las
formas de aprendizaje están condenadas a la evolución si no queremos que el hombre sea
superado por la tecnología que él mismo ha creado. El autor de La revolución de la riqueza (Debate) apostaba por el “cierre de la
escuela pública” en Estados Unidos y la proliferación de las charter schools (algo así como centros concertados)
que, financiadas por dinero público, gozan de una amplia independencia en sus
decisiones y programas educativos.
Toffler enunciaba en su intervención
algunas de las características que los expertos en educación aseguran que
marcarán el futuro inmediato de la educación y que, obviamente, se topan a
diario con muchos problemas logísticos y de financiación. Escuelas abiertas las
24 horas del día, compatibilidad del trabajo de los profesores con otras
dedicaciones, programas educativos integrados en diferentes disciplinas,
experiencias educativas personalizadas…. En definitiva, una flexibilidad que
caracteriza a esas charter
schools y que, señala el
escritor, ya no responde, como
en el pasado, a las necesidades de una sociedad industrial que había perfilado la escuela
tradicional, sino a las de la sociedad del conocimiento en que vivimos.
Innovación tecnológica y educación
personalizada son seguramente los dos grandes pilares de la que
será la educación del futuro, en la medida en que la situación financiera
actual permita introducir estos cambios. Pero al mismo tiempo, se están
produciendo ciertos movimientos de carácter mundial que cambiarán para siempre
la forma que tenemos de adquirir conocimiento. Si no somos capaces de
adaptarnos a los nuevos retos, alerta Toffler utilizando su habitual retórica
apocalíptica, “estamos abocados a la catástrofe”. Quizá sea decir mucho, pero
de lo que no cabe duda es que el panorama de la educación se está redibujando. ¿En qué
sentido?
- La
globalización de las universidades. La tecnología puede ser la forma más sencilla
de conectar lugares muy distantes entre sí, pero también se puede recurrir
a la vieja estrategia de abrir una sucursal de los centros educativos más
importantes en otros países. Es lo que hizo la Harvard Business School al
ofrecer diferentes programas educativos en la India basados en innovación
omanagement estratégico,
con el objetivo de captar a los que serán los grandes emprendedores de
esos países emergentes. Como señalaba Ben
Wildavskyen The Great
Brain Race: How Global Universities Are Reshaping the World(Princeton
University Press), no solo hay tres millones de alumnos que cursan su
educación superior fuera de sus países de origen, sino que en urbes como
Abu Dhabi o Singapur están abriendo sus puertas nuevos centros educativos
que pronto competirán con las universidades anglosajonas más importantes.
- La realidad
aumentada, el arma definitiva. No hace falta volver a incidir en el papel
clave que la tecnología puede jugar a la hora de conseguir que una nueva
generación de nativos digitales se interese por los contenidos de cada
materia, así como para que sus padres mantengan una relación con los
cuerpos docentes. Es decir: adiós a los libros físicos, hola a los
ejerciciosonline, a las tutorías con los padres a través de la red,
a los videojuegos sobre los contenidos impartidos, a las simulaciones
virtuales… A todo ello hay que añadir el concepto de “realidad aumentada”,
una tecnología que cada vez aparece con más frecuencia en los centros
educativos y que ya no sustituye el mundo real por otro virtual, sino que
complementa la percepción del primero. Por ejemplo, a través de la
reconstrucción en tres dimensiones de escenarios históricos o de
simulaciones que permitan a los alumnos llevar a cabo determinadas
actividades peligrosas –por ejemplo, relacionadas con la tecnologías– sin
poner en riesgo su integridad física.
- Una educación online gratuita. En los últimos años han proliferado iniciativas que, a un bajo
precio o incluso de forma totalmente gratuita, permiten a los alumnos
acceder a contenidos y clases magistrales de profesores de primera fila
que en el pasado sólo unos pocos podrían haber disfrutado. Uno de los
ejemplos más llamativos de esta tendencia que se ha dado en llamar MOOC (Massive Online
Open Courses), es el
de Coursera, que ofrece cursos de universidades como la de Princeton o
Stanford de manera totalmente gratuita. ¿La contrapartida? Que sus títulos
aún no tienen validez, lo que abre la puerta en el futuro al fin de la
llamada “titulitis”, donde lo importante ya no es tanto dónde se ha
estudiado o la titulación que se posee como las capacidades que uno haya
sido capaz de obtener durante su formación.
- Francia, la gran apuesta universitaria occidental. En un momento en
el que las universidades inglesas se encuentran en el punto de mira
después de aumentar sensiblemente el precio de sus matrículas, provocando
que sólo las clases más adineradas puedan acceder a ellas, quizá el viejo
sueño de Nicolas Sarkozy de convertir a Francia en la gran
referencia educativa se cumpla. Bajo el nombre de Initiatives d’Excellence
(Idex), el ambicioso proyecto se ha propuesto crear “de cinco a diez
centros multidisciplinares” en Francia que se constituyan como el
principal conjunto de universidades del Viejo Continente, la contrapartida
europea a la Ivy League americana. Una inversión de alrededor de 7,7 mil
millones de euros apoyará los ocho proyectos ganadores, anunciados entre
2011 y el pasado mes de febrero de 2012: A*MIDEX (Marsella), IPS (Isla de
Francia en París), IDEX BOURDEAUX (Burdeos), PSL (París), USPC (París),
SUPER (París), UNITY (Toulouse) y UNISTRA (Estrasburgo). François Hollande, por su
parte, parece dispuesto a apoyar el proyecto, que ha sido criticado por
partidos de izquierda como el Frente de Izquierda.
- ¿El final del
abandono escolar o su aumento exponencial? La educaciónonline es
un arma de doble filo en lo referente al abandono escolar. Los partidarios
de la misma defienden que el acceso directo a la información sin salir de
casa y el atractivo que esta puede tener para los niños más proclives al
fracaso pueden provocar que sea la solución definitiva al creciente
aumento del abandono educativo en primera en países como Estados Unidos.
Sin embargo, está demostrado que la educación online favorece el abandono mucho más
que la presencial, ya que no genera lazos psicológicos que sí aparecen
cuando se conoce en persona al docente, se hacen amigos entre los
compañeros o se genera una rutina diaria en la que se acude al centro
educativo.
- El retorno de
la educación en el campo. ¿Nos espera una sociedad en la que los niños se encontrarán
aislados en su casa, comunicados por una red infinita de ordenadores?
Muchos educadores han reaccionado ante tal peligro apostando por el viejo
concepto de la educación en el campo, especialmente en países con una gran
tradición en este aspecto como Estados Unidos, Inglaterra, Australia o
Nueva Zelanda, influidos por las ideas de pensadores como Henry David Thoreau o John Locke. En muchos
casos, este tipo de salidas tienen como objetivo la concienciación sobre
el medio ambiente, pero no únicamente: un estudio publicado en 1997 en el Review of Educational Research puso de manifiesto que este tipo
de programas tenían efectos positivos muy evidentes en el desarrollo de
las habilidades comunicativas, la capacidad de liderazgo y el autoconcepto
de los alumnos.
- La
neurociencia nos dirá cómo aprender. Los avances en el terreno de la neurociencia
resultan prometedores para el mundo de la educación, ya que cada vez
sabemos de manera más concreto cómo funciona nuestro cerebro. Diversos
centros se han puesto en marcha en todo el planeta para averiguar cuáles
son los métodos más útiles de aprendizaje, como son el Centre for
Educational Neuroscience en el Reino Unido o diversas iniciativas de la
National Academy of Science americana. Se han llegado a diversas
conclusiones en todos los ámbitos de la educación, pero en términos
generales, se ha puesto de relieve la importancia de las emociones en el
aprendizaje, el papel que ambos hemisferios del cerebro juegan a la hora
de adquirir conocimiento y la existencia de modelos muy distintos de
inteligencia.
- El final del bullying. Hasta que a comienzos de los años noventa el
psicólogo Dan Olweus utilizó
el concepto de bullying para dar nombre a las conductas
de agresión, física o psicológica, entre escolares, pocos se habían
preocupado por las consecuencias que estos casos, muchas veces calificados
como “meras chiquilladas”, podían tener en el desarrollo del niño. La
concienciación de la sociedad sobre este problema ha provocado que gran
parte de los países occidentales gocen de una mayor legislación sobre este
aspecto, y los profesores gozan de una mejor preparación para afrontar
estas situaciones. La virtualización de la enseñanza provocará que las
agresiones físicas disminuyan, pero al mismo tiempo, que aumente el tan
preocupante –por difícil de identificar– cyberbullying.
- Una educación
definida por las empresas. El proceso ya ha comenzado. Ante la constante
queja de que el mundo educativo y el mundo laboral recorren caminos
separados, el liberalismo económico ha defendido la idea de que la
educación ha de adaptarse a la empresa, tanto para garantizar el futuro
laboral de los estudiantes (dicen sus partidarios), como para obtener
trabajadores ya adaptados a cada perfil demandado (dicen sus críticos). En
ese sentido, leyes españolas como la de la Formación Profesional Dual, que
favorece la participación de las empresas en la educación a través de convenios
con cada centro, o diversas directivas de la Comunidad Europea, suponen un
importante salto a la hora de que el modelo formativo se adapte al
mercado.
- La
desaparición de la escuela. En última instancia, cabe la posibilidad de que el colegio, tal y
como lo conocemos hoy en día, desaparezca. Algunos afirman que porque el
centro escolar como tal desaparecerá, y la educación se trasladará a la
esfera privada de cada hogar. Otros, porque anticipan la aparición de
nuevos centros que no se destinarán únicamente a impartir clases, sino
donde también los niños podrán realizar deporte, jugar con sus compañeros,
comer, cenar, pasar su tiempo libre… En cualquier caso, lo que está claro
es que, en un sentido u otro, los horarios de nueve a tres están mucho más
cerca de extinguirse de lo que pensamos.